El acoso escolar es un problema complejo que afecta especialmente a los alumnos con altas capacidades. Este grupo, a menudo considerado diferente por su destreza intelectual, se enfrenta no sólo a retos académicos, sino también a dificultades sociales y emocionales. El acoso escolar hacia estos alumnos puede manifestarse tanto de forma física como psicológica, y no es raro que también sean víctimas del ciberacoso. Estos alumnos suelen destacar por su capacidad de razonamiento, su memoria y su creatividad, rasgos que, desgraciadamente, a veces les convierten en objetivo debido a su diferencia respecto al grupo.
Diversos estudios han puesto de manifiesto que los alumnos con altas capacidades intelectuales (ACH) suelen ser más vulnerables al acoso escolar. Por un lado, estas altas capacidades les hacen destacar, lo que puede generar envidia o malestar entre sus compañeros. Por otro lado, algunas características comunes en ellos, como un mayor perfeccionismo, sensibilidad y una fuerte conciencia moral, pueden contribuir a que se vean más afectados por el acoso escolar. La falta de comprensión de sus necesidades y diferencias, tanto por parte de los profesores como de los alumnos, agrava la situación, dejando a estos alumnos en una posición de mayor vulnerabilidad.
El impacto del acoso en estos alumnos es profundo. No sólo afecta a su rendimiento académico, sino que también repercute en su bienestar emocional y su salud mental. Los alumnos HIA que sufren acoso suelen padecer niveles elevados de ansiedad, depresión y estrés, junto con una baja autoestima. Estos efectos negativos pueden persistir en el tiempo, dificultando su capacidad de adaptación al entorno escolar y su desarrollo social y emocional. Además, la experiencia del acoso puede dificultarles el establecimiento de relaciones significativas, ya que a menudo se sienten incomprendidos o no aceptados por sus compañeros.
Por todo ello, es fundamental promover la sensibilización hacia la diversidad en las escuelas, creando un entorno inclusivo en el que todos los alumnos, independientemente de sus capacidades, se sientan valorados y seguros. La detección precoz de estos fenómenos y la puesta en marcha de programas preventivos pueden ayudar a mitigar los efectos del acoso escolar, favoreciendo no sólo el bienestar de los alumnos HIA, sino también su desarrollo integral en todos los aspectos de la vida.