Comprender el fracaso escolar entre los niños superdotados es un tema complejo que afecta a muchos estudiantes que, a pesar de sus altas capacidades cognitivas, no prosperan en entornos escolares tradicionales. La investigación sugiere que entre el 9% y el 28% de los estudiantes con altas capacidades experimentan bajo rendimiento durante su educación, con hasta un 50% potencialmente rindiendo por debajo de sus capacidades en algún momento de su trayectoria académica. Esto desafía la suposición de que una alta inteligencia siempre conduce a un alto rendimiento académico.
El bajo rendimiento de los estudiantes con altas capacidades está influenciado por una variedad de factores internos y externos. Los factores internos incluyen la falta de motivación, trastornos emocionales, perfeccionismo, una baja autoestima y dificultad para establecer metas realistas. Muchos estudiantes con altas capacidades también experimentan el síndrome del impostor, lo que les lleva a dudar de sus habilidades a pesar de la evidencia de su competencia. Además, la alta sensibilidad y las sobreexcitabilidades pueden dificultar la regulación emocional, contribuyendo aún más al bajo rendimiento. Los estudiantes superdotados a menudo luchan con su percepción de la escuela, sintiéndose a menudo aburridos o desconectados del currículo. Las dificultades emocionales y sociales también juegan un papel crítico, ya que algunos estudiantes con altas capacidades enfrentan desafíos como la ansiedad, la depresión o la dificultad para integrarse con sus compañeros. Los factores externos son igualmente significativos. El entorno escolar, incluidas las actitudes de los maestros y compañeros, afecta enormemente a los estudiantes con altas capacidades. La falta de oportunidades desafiantes, una descoordinación entre los estilos de aprendizaje y los métodos de enseñanza, o las relaciones negativas con los maestros pueden contribuir al bajo rendimiento. La dinámica familiar y el estatus socioeconómico complican aún más el panorama, ya que las expectativas parentales, la participación y el entorno del hogar pueden apoyar o dificultar el éxito de un niño superdotado.
Abordar el bajo rendimiento de los niños superdotados requiere un enfoque integral que considere tanto los factores internos como externos que les afectan. Las escuelas, las familias y los responsables de políticas deben trabajar juntos para crear un entorno que nutra no solo las capacidades intelectuales de los estudiantes con altas capacidades, sino también su desarrollo emocional y social. Los maestros y los padres deben reconocer que una alta inteligencia no garantiza el éxito, y los niños superdotados requieren apoyo y orientación para alcanzar su máximo potencial. Las intervenciones deben centrarse en mejorar la motivación, fomentar una autoimagen positiva y proporcionar desafíos apropiados en el currículo escolar. El apoyo emocional también es crucial, ya que ayuda a los estudiantes con altas capacidades a desarrollar resiliencia y a enfrentar las presiones que enfrentan. Adoptando un enfoque holístico, los educadores y los padres pueden ayudar a transformar el bajo rendimiento en éxito, asegurando que los niños superdotados tengan la oportunidad de realizar su potencial.