Motivar y fomentar la confianza en los niños dotados en la escuela es crucial para su bienestar y crecimiento. A menudo, los niños con altas capacidades enfrentan aburrimiento, frustración o incluso rebeldía en entornos escolares tradicionales porque sus necesidades no se satisfacen completamente. Un niño una vez imaginó tener un plan de aprendizaje personalizado donde cada estudiante pudiera aprender a su propio ritmo con el maestro ayudando a todos, ya fueran aprendices rápidos o necesitaran más tiempo. Esto destaca lo importante que es para estos niños sentir que sus habilidades únicas son reconocidas y apoyadas.
Las escuelas juegan un papel fundamental en este proceso. Deben trabajar de la mano con las familias para asegurar que el niño reciba el apoyo que necesita. La escuela no puede ser vista como el enemigo; en cambio, debe ser un socio en el viaje del niño. Una frase que resuena bien aquí es: «La escuela es el segundo hogar del niño, pero la primera escuela es su hogar.» La colaboración entre la familia y la escuela debe tener como objetivo el bienestar y la educación completa del niño.
A menudo, se les pide a los niños dotados que sigan tareas repetitivas, como escribir páginas de notas para un examen que ya saben de memoria. Esto puede llevar a una frustración innecesaria. Si un niño ya conoce el material, quizás debería ser alentado a explorar más o investigar un tema relacionado más profundamente. Estos estudiantes necesitan sentir que su tiempo en la escuela no se desperdicia, sino que se utiliza para crecer y aprender.
También está el problema de hacer que estos niños «se mezclen» demasiado. Pueden sentir que necesitan ocultar sus habilidades para no destacar o ser vistos como diferentes. Sin embargo, es crucial permitirles expresar su conocimiento y curiosidad abiertamente. No deberíamos pedir a los niños dotados que limiten sus habilidades o creatividad, no deberíamos pedirles que repriman sus talentos. Merecen la oportunidad de desarrollar plenamente sus habilidades mientras también aprenden a compartir y ayudar a otros en su proceso de aprendizaje.
Para los niños dotados, la escuela debe ser un lugar donde aprendan no solo académicamente, sino también cómo coexistir y adaptarse sin perder su singularidad. Necesitan entender que, aunque a veces tengan que “seguir la corriente”, no significa que deban ocultar quiénes son. Deben ser alentados a mostrar amabilidad, a compartir sus habilidades sin abrumar a los demás, y a encontrar un equilibrio entre perseguir sus intereses y participar en el grupo.
Un aspecto crítico es construir una relación de confianza entre el maestro y el estudiante. Cuando un maestro confía en un niño dotado, permitiéndole presentar un proyecto a la clase o explorar un tema en mayor profundidad, envía un mensaje poderoso: “Creo en ti.” Esta confianza puede ser increíblemente motivadora, ayudando al niño a sentirse valorado y dándole la confianza para asumir nuevos desafíos. La motivación en la escuela debe venir de este tipo de estímulo: reconocer las habilidades del niño y darle oportunidades para crecer a su propio ritmo.
También es importante crear un entorno que motive a todos los estudiantes, no solo a aquellos con altas capacidades. Fomentar el pensamiento crítico, la participación, la autonomía y la responsabilidad beneficia a todos los niños en el aula. Muchos de los métodos que funcionan bien para los estudiantes dotados, como conectar conceptos teóricos con situaciones de la vida real, pueden enriquecer la experiencia de aprendizaje para todos.
En última instancia, motivar a los niños dotados y hacer que se sientan seguros en la escuela implica verlos como individuos, reconocer sus necesidades únicas y trabajar en colaboración entre familias y escuelas. Se trata de encontrar ese equilibrio entre límites y afecto, estructura y libertad, para que cada niño pueda prosperar.