Los niños que presentan tanto superdotación como síntomas de TDAH a menudo pueden crear confusión debido a la superposición de ciertas características. La superdotación suele ir acompañada de una intensa curiosidad intelectual, que en algunos casos puede ser interpretada erróneamente como distracción o hiperactividad. Los niños superdotados a menudo buscan más estimulación y desafíos de los que reciben en una clase convencional, lo que lleva a un comportamiento que puede ser identificado incorrectamente como indicativo de TDAH.
Por otro lado, los síntomas del TDAH incluyen dificultades con la concentración y el control de los impulsos, lo que puede llevar a comportamientos similares a los que se ven en los niños superdotados que no están adecuadamente estimulados. La diferencia clave radica en el hecho de que, mientras los niños superdotados pueden concentrarse profundamente en temas que les interesan, los niños con TDAH típicamente luchan por mantener la atención incluso cuando la actividad es atractiva.
Diagnóstico dual, cuando un niño tiene tanto superdotación como TDAH, puede ser difícil de identificar porque los síntomas de una condición pueden enmascarar o intensificar los síntomas de la otra. En tales casos, es esencial considerar todos los aspectos del comportamiento y las necesidades del niño para evitar un diagnóstico erróneo. Un niño superdotado que no recibe suficiente estimulación intelectual puede parecer desorganizado o disruptivo, pero si también muestra problemas persistentes con la organización de tareas y el control de impulsos en varios entornos, es probable un diagnóstico dual.
Diagnóstico erróneo es común cuando no se consideran todos los factores que influyen en el comportamiento del niño. Por ejemplo, un niño superdotado puede ser percibido como desafiante en el aula, pero este comportamiento podría ser una respuesta a la falta de desafíos intelectuales. Sin embargo, si el niño también presenta dificultades en entornos familiares o sociales, se debe tener en cuenta un diagnóstico dual.
Comprender las diferencias entre la superdotación y el TDAH, así como identificar casos de diagnóstico dual o diagnóstico erróneo, es crucial para proporcionar el apoyo adecuado. Al abordar ambos aspectos con precisión, se pueden desarrollar intervenciones más efectivas para satisfacer el potencial intelectual y las necesidades emocionales y conductuales del niño.