Entendiendo las altas capacidades como un constructo social

La idea de las altas capacidades a menudo se considera como algo real y tangible. Muchos educadores y psicólogos creen que es un rasgo inherente, muy parecido a la altura, el peso o el color de cabello de una persona. Esta creencia está muy extendida, pero ¿es precisa? Exploremos el concepto de altas capacidades y entendamos por qué se considera una construcción social en lugar de una realidad concreta.

¿Qué es una constructo social?

Un constructo social es un concepto que ha sido creado y aceptado por las personas dentro de una sociedad. No existe de manera natural en el mundo, sino que es algo que los humanos han inventado para categorizar y entender el mundo que les rodea. Por ejemplo, el dinero es una construcción social: piezas de papel o metal que solo tienen valor porque todos estamos de acuerdo en que lo tienen.

Las altas capacidades como un constructo social

Las altas capacidades, como el dinero, es un constructo social. No es un rasgo natural e inmutable. En cambio, es una forma en que las sociedades categorizan a ciertos individuos que se desempeñan excepcionalmente bien en áreas que la sociedad valora. Por ejemplo, un niño que sobresale en matemáticas o arte podría ser etiquetado como con altas capacidades en una cultura, pero podría no ser visto de la misma manera en otra cultura que valora habilidades diferentes.

El mito de las altas capacidades como un rasgo real

Muchas personas creen que las altas capacidades son un rasgo real y concreto, similar a una condición médica como la diabetes. Sin embargo, esta creencia es un mito. A diferencia de las condiciones médicas, que tienen síntomas claros y pueden diagnosticarse con pruebas, las altas capacidades no tienen una definición clara y universal. Lo que una sociedad considera cuál es su significado podría ser completamente diferente en otra sociedad.

Por ejemplo, un programador de software exitoso en Silicon Valley podría ser considerado que tiene altas capacidades en ese contexto, pero podría no ser visto como tal en una sociedad diferente que no valore tanto las habilidades tecnológicas.

Implicaciones de ver la altas capacidades como un rasgo real

Creer que las altas capacidades son un rasgo real y concreto tiene implicaciones significativas. Afecta cómo identificamos y evaluamos a los niños con estas características en las escuelas. Influye en los programas y servicios proporcionados a estos estudiantes, a menudo determinando quién tiene acceso a oportunidades educativas avanzadas.

Sin embargo, dado que las altas capacidades son un constructo social, es importante recordar que estas evaluaciones se basan en criterios creados por humanos. Esto significa que diferentes sociedades, e incluso diferentes escuelas, podrían tener ideas diferentes sobre lo que significa ser una persona con altas capacidades.

En conclusión, tener altas capacidades no es un hecho natural sino un constructo social. Es un concepto que las sociedades han creado para categorizar a los individuos que sobresalen en áreas valoradas por esa sociedad. Entender esto puede ayudar a los educadores y padres a apoyar mejor a todos los estudiantes, reconociendo que las altas capacidades no es un rasgo fijo sino una etiqueta que refleja los valores sociales. Esta perspectiva nos anima a pensar más ampliamente sobre cómo identificamos y fomentamos el talento en los niños, enfocándonos en las fortalezas únicas que cada niño aporta.


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